sábado, 21 de febrero de 2009

¿Para qué sirve la utopía?



La frase que recoge esta imagen la escribe un mujer de unos 80 años. Fue cooperante durante años. Ahora está en una residencia con demencia. Pronto perderá la memoria, y con ella la conciencia de su vida.

Cuando Berta me pasó esa frase, me gustó el optimismo que subyace detrás: "Cuando sea joven otra vez...". Me recordó el poema de Fernando Birri:

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos,
ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos
y el horizonte se corre diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar.

Hoy voy a ver a otro maestro de la Utopía, antes de perderme definitivamente en la noche de las máscaras de Sábado de Carnaval.

viernes, 13 de febrero de 2009

Viajeros espirales I: La memoria de Basi


Empiezo hoy una serie de historias de vida, que publicaré una vez al mes. Personajes extraordinarios con vidas extraordinarias, agrupados bajo el epígrafe de "Viajeros Espirales".

Quiero empezar esta serie con la historia de Basi, una niña de la guerra que nunca perdió el amor a su país. Sólo vivió en él 12 de sus 84 años.

Basilisa Albarrán García (La Reineta, Bizkaia, 1924) fue una de esas personas íntimamente embarcadas en las circunstancias de su país. Estalló la guerra civil en España en 1936 y su familia, como la de miles de niños, la envió a Rusia temporalmente. La idea inicial era alejar a los niños de la contienda, evitar la tragedia, lograr que sobrevivieran.

"Mi mamá trabajaba mucho pero, pese a la guerra, yo era feliz en el pueblo. No nos faltaba de nada. Bilbao empezó a sufrir muchos bombardeos. Y mi familia, con mucho esfuerzo, nos envió a mí y a mi hermana a Rusia por un tiempo", explica.

Pero Basi no regresó. El traslado a Moscú fue la primera estación de un largo recorrido de años. Crimea, Kiev, Stalingrado, nuevamente Moscú. "La infancia en la Unión Soviética la pasamos bastante bien, jugando, estudiando y de fiesta en fiesta. Nos querían mucho. Eso sí, cuando nos quedábamos sólos, nos acordábamos de mi madre, y nos poníamos tristes", añade.

A Basi le tocó vivir la Segunda Guerra Mundial cerca del frente ruso-alemán. En más de una ocasión tuvo que robar comida para subsistir. Siguió su éxodo en el interior de la entonces Unión Soviética. "Donde íbamos, nos cuidaban", incide. Finalmente la guerra acabó y Basi fue enviada a Moscú para ayudar, como profesional, en la reconstrucción del país. Trabajó en una fábrica en las afueras de Moscú, y allí conoció a su marido. "Nos enamoramos, me casé y tuve tres hijos", sentencia tímidamente.

En 1956, Franco empezó a abrir puertas a los niños de la guerra. Basi y su hermana pidieron un permiso para regresar, pero a ella se lo denegaron. Finalmente respondió a un ofrecimiento de Cuba, donde la Revolución le dió un permiso temporal de traductora, que se volvió definitivo.

Pese a tantas calamidades, Basi logró ser feliz y encontrar su lugar en el mundo. Desde hace más de 40 años vive en La Habana. Hoy, como antes hicieron con ella, aloja a una familia cubana en su casa.

Basi volvió a España. El gobierno aprobó un programa de vacaciones que permitía volver gratuitamente a los exiliados jubilados. "Ahora regreso cada año a España por un mes o dos. Pese a todo, aún la añoro. Y toda la vida la voy a añorar", sentencia.

Quería dejaros aquí un testimonio grabado de Basi, pero el sistema no me deja (una pena!). Cuando lo logre, lo subiré, es bonito oir su vida en primera persona. Gracias a Marisa Benito (en la foto, arriba, segunda por la izquierda), por su apoyo, su trabajo periodístico en La Habana y por hablarnos, entre café y café, de gente extraordinaria, como Basi.

jueves, 12 de febrero de 2009

Formentera, fascinante arriba y abajo





Esta isla es especial desde cualquier ángulo. En cenital, un dragón. En contrapicado, un paraiso submarino. En 50 milímetros, un disfrute de playas, buena compañía y cocina sana y deliciosa. La buena energía del dragón te hipnotiza, como la curiosidad de Lucía al querer abarcar los secretos de cada cueva de Formentera.

jueves, 5 de febrero de 2009

Un cuento lleno de ventajas


En su película "Lucía y el sexo", Julio Medem explica que Formentera no es, en realidad, una isla, es una barca. Ese trozo de tierra en medio del Mediterráneo presenta tantas cuevas en su base que es difícil creer que esté unida al fondo marino.

A mí me recuerda a la luna, pero con mucho mejor rollo. Todo parece premeditadamente colocado para que te pierdas. Y quizás para que te encuentres. Tengo buen sentido de la orientación y sin embargo, a menudo, no sé si estoy caminando hacia levante y o hacia poniente. Desde el aire, Formentera parece la cabeza de un dragón, sólo podía ser de esa forma.

Por aquí pasaron extraterrestres antes. Hay un lugar llamado la plataforma, que originalmente pudo ser un punto de encuentro de viajeros espirales. Si os gusta el buceo, podéis visitar este lugar, hundido a unos 30 metros de profundidad, en el extremo norte de la isla.

Como dice Lorenzo, el protagonista de "Lucía y el sexo", esta barca es como un cuento lleno de ventajas. La película de Medem, además de ser una buena historia, recoge pequeñas historias unidas por Formentera. Una mezcla de soledad y encuentros iniciáticos. Puedes continuar el cuento donde más te guste.